- Antes del embargo estadounidense, el café cultivado en Cuba era mundialmente famoso
- Ahora se venderá en el Reino Unido por primera vez bajo la etiqueta Tierra
- Es parte de un plan más amplio para reactivar la industria cafetera cubana
Cuba evoca imágenes de grandes cigarros, autos clásicos americanos, revolución, ron y Fidel Castro. Por lo que la isla caribeña es menos conocida es por el café.
El cultivo de café, que alguna vez fue uno de los mayores productores del mundo, se ha desplomado desde que el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, impuso un embargo económico al régimen prosoviético de Castro a principios de 1962, pero hay esperanzas de un renacimiento.
Los muchos amantes británicos de un café matutino pronto tendrán la oportunidad de juzgar por sí mismos si el producto cubano todavía tiene los famosos sabores de chocolate y nuez, complementados con matices de tabaco, que le valieron una reputación de clase mundial antes del embargo.
El gigante cafetero italiano Lavazza acaba de llegar a un acuerdo con Sainsbury’s y Waitrose para llevar café cubano al mercado del Reino Unido por primera vez. Estará disponible bajo el sello Tierra.
Es parte de un plan más amplio para reactivar el sector cafetalero cubano que, bajo el embargo, prácticamente ha desaparecido. Producía 50.000 toneladas al año en su apogeo en la década de 1950. La última producción anual total es de solo 8.000 toneladas.
Las duras sanciones de Estados Unidos siguen cobrando un enorme precio en todos los aspectos de la vida económica de Cuba, convirtiéndola en una reliquia de la Guerra Fría que parece congelada en el tiempo.
Cuba importa la mayor parte de los alimentos y combustibles que consume. Los cortes de energía son comunes a medida que la economía hambrienta de efectivo cae en picada. La inflación es de un sorprendente 45 por ciento y la moneda está en caída libre.
Los turistas no han podido regresar en cantidades significativas desde la pandemia, privando a Cuba de divisas y poder adquisitivo.
Pero resucitar la industria del café sería un paso importante para Cuba, ya que el café es uno de los productos básicos más comercializados del mundo.
El avivamiento se centra en las montañas de la Sierra Maestra del oriente de Cuba. Cargado de historia, fue desde esta densa cordillera boscosa que Castro y sus revolucionarios lanzaron una serie de ataques guerrilleros contra el gobierno del país.
El dictador militar Fulgencio Batista fue finalmente derrocado en 1959.
Dado que las sanciones de Estados Unidos dificultan que las empresas operen allí, Lavazza ha estado trabajando a través de su fundación benéfica durante varios años en esta región para impulsar la industria.
Los fuertes subsidios del gobierno cubano para plantar café en los bosques también están reforzando los esfuerzos. Lavazza ha estado ocupado enseñando técnicas agrícolas y comercializando nous a unos 170 agricultores de la zona en una campaña para reactivar la industria del cultivo del café.
«El proyecto trata de crear el ambiente para que se venda el café cubano», dice Verónica Rossi, gerente senior de sostenibilidad de la fundación. Rafael Antonio Infante, también conocido como ‘Tony’, es uno de los agricultores que trabaja con Lavazza.
Tony solía criar ganado, pero ha dedicado un tercio de su finca de 37 acres al cultivo de café orgánico recogido a mano. Y está buscando expandirse. ¿Por qué?
«Porque el mercado es seguro y el café es más rentable que las vacas», se ríe.
La fundación de Lavazza, que trabaja en 20 países de tres continentes para mejorar el rendimiento de los cultivos de café, ha asumido un papel de liderazgo tras una asociación con Oxfam en Cuba en 2018.
Más tarde, Oxfam cerró todas sus oficinas en el Caribe como parte de una campaña de reducción de costos después de que las donaciones se agotaran durante la pandemia, por lo que la fundación tuvo que tratar directamente con el gobierno cubano.
«Es la primera vez que nos asociamos con un gobierno y lo convertimos en una empresa conjunta», explica Rossi. «Es un experimento muy bueno para nosotros».
Todas las ganancias obtenidas de la exportación de café cubano serán reinvertidas en el proyecto de 20 años, agrega.
«El café cubano es bueno, justo y limpio»
El regreso del café en Cuba llevará tiempo y la ampliación se verá obstaculizada mientras permanezcan las sanciones.
Apenas el mes pasado, el Reino Unido fue uno de los 187 países que respaldaron una resolución de las Naciones Unidas para levantar el bloqueo a Cuba. Pero sigue vigente después de que la medida fuera vetada por Estados Unidos, que todavía describe a Cuba como un estado terrorista.
Tal vez Vietnam –otro país comunista centralizado y de partido único– sirva de modelo. En solo cuatro décadas ha surgido de la nada para convertirse en el segundo mayor productor de café del mundo.
La diferencia es que Vietnam taló sus bosques para dar paso a las plantaciones de café.
Cuba ha ido por el camino opuesto, reforestando a gran escala. Eso, y el hecho de que carece de fertilizantes debido al bloqueo, refuerza las credenciales de café «verde» sostenible de Cuba.
El uso de la tecnología blockchain, que le da a cada bolsa de café su propio código que no se puede cambiar, mejora la certificación.
Robeldi Nicot Terrero, presidente de Agroforestal, la empresa estatal que administra el medio ambiente, insiste en que Cuba puede volver a competir en el escenario mundial.
«El café cubano es el mejor», dice. «Es bueno, justo y limpio».